CRÓNICA DE LA CELEBRACIÓN DE UNA VICTORIA
Hacía tiempo que los trabajadores/as no teníamos nada que celebrar. Las últimas reformas laborales y la actitud pasiva de los grandes sindicatos allanaron el terreno para que la patronal pasara como una apisonadora, una y otra vez, sobre los derechos de los trabajadores/as, y las pocas luchas que habían osado levantarse, como la de Panrrico, siendo ejemplar, se perdieron.
Por eso la victoria de los trabajadores/as de Titanlux, en medio de un panorama tan sombrío ha significado la demostración práctica, en contra del mantra general, de que las huelgas sirven y que las luchas que se pierden, generalmente, son aquellas que se abandonan. Cuando el dos de febrero se consigue, tras tres meses de movilizaciones y huelgas, el acuerdo con la Empresa para la readmisión de los trabajadores despedidos y garantías de que en dos años no habrá despidos, ni colectivos, ni individuales, decidimos transformar el acto de solidaridad programado en el Casal Polar Tres Voltas Rebel en un acto de celebración de la victoria conseguida.
Así que bien temprano, el domingo once de marzo, fueron llegando al Casal trabajadores/as de Titanlux, gente del sindicato co.bas y los compas del Casal que se habían dado cita para comenzar los preparativos del vermut. Poco a poco, fue llegando más gente solidaria para colaborar, entre ellos muchos de los que estuvieron acompañando a los huelguistas en los piquetes a pie de fábrica durante los interminables días que duro el conflicto. Se formaron grupos, que entre saludos y abrazos, comentaban y explicaban las intensas experiencias vividas durante el transcurso de la huelga. Muchos ha venidos acompañados de sus niños/as que rápidamente llenan de risas y carreras los alrededores del Casal.
Unos breves parlamentos para saludar y explicar el conflicto, y se dio comienzo a la celebración, ya no cabe más gente en el casal y fuera también está lleno de gente que habla de forma distendida. Con el comienzo de la actuación de Mateolika y sus letras corrosivas, los aplausos y risas se entremezclan con las tapas y las bebidas durante la más de una hora que dura el concierto-show. Terminada la música la gente comenzó a despedirse, nuevos abrazos y besos mientras un grupo, que prácticamente son los mismos que estuvieron montando a primera hora, recoge sillas, limpia mesas y vuelve a dejar el local en perfectas condiciones para el lunes siguiente.
Fue una celebración bonita y necesaria, que aunó fábrica y barrio, movimiento obrero y movimiento sociales, clase obrera con clase obrera. Alguien dijo que la libertad es el amanecer en un día de huelga general, la victoria de Titanlux demuestra que esa sensación de libertad se puede transformar en felicidad si además esa huelga se gana.